domingo, 3 de septiembre de 2017

viernes, 1 de septiembre de 2017

Diario de la guiri más guiri de Japón: las primeras impresiones.

- Japón está en silencio permanente. Tan en silencio que resulta escandaloso.

- Hay mucho más verdor del que me esperaba, es genial sentir que la ciudad no te oprime.

- Los japoneses van totalmente a su bola. Parecen engañosamente individualistas.

- No hay papeleras en ninguna parte, pero lo más curioso es que tampoco hay basura, ni siquiera hojas que se caigan de un árbol. Está todo gloriosamente limpio.

- No entienden el término "chotto" (un poco) aplicado a un idioma. Si ven indicios de que sabes UN POCO de japonés, te hablan en japonés y a toda leche, como la señora de inmgración.

- Todas las japonesas tienen la voz estándar, y esa regularización incluye un tono monótono e insoportáblemente agudo

Diario de la guiri más guiri de Japón: 1

Dicen que todos los lugares son diferentes, pero que el cielo es igual en todos lados. Cuando me bajé del avión supe que era mentira: las nubes bajas y grisáceas que encapotan el cielo japonés poco tienen que ver con los cielos de azul vibrante de mi país; pero tampoco es que tuviera muchas ganas de mirar hacia arriba. Con todo lo que había llorado en el viaje, mis ojos hinchados pasaban por los de una japonesa.
Como todas las instalaciones, ha sido compleja y tortuosa. No sé cuántas veces me he preguntado en las últimas 48 horas si esto es lo que quiero, y qué va a ser de mi vida personal y profesional si, como me he empezado a temer, esto no es lo que yo esperaba que fuera. He pensado que quiero volver a casa, que me voy a morir de aburrimiento y soledad, que me voy a rendir antes de tiempo, que todo me saldrá mal...
Pero aquí estoy ahora, sentada, instalada, limpia y alimentada. Estoy cansada, pero me espera mi cama cuando quiera. Estoy bien, tengo ganas de ir a la universidad y ver cómo es, y aprender mucho. Creo que los días no van a pasar tan lentamente como yo me creo, a pesar de lo triste que me siento ahora mismo sin los míos. Sé que va a ser duro, dicen que los primeros meses son los peores.
Pero estoy bien, de verdad que sí. Al menos, de momento.
Me doy cuenta de que este viaje está siendo muy especial. Lo mucho que me han ayudado estos días me ayuda a reencontrar mi fe en la humanidad, ahora solo falta creer en mí misma un poco.

lunes, 21 de agosto de 2017

Y hasta los peces nos oyeron.

Como un estallido, gemimos nuestro amor al océano, a la arena, a la miríada de estrellas que titilaban indiferentes sobre nuestras cabezas, jadeamos calentándonos las caras en la fresca humedad de la noche estival.

jueves, 27 de julio de 2017

A dramatic turn of events.

Solo trataba de memorizarte, saborearte, sentirte hasta en la última célula, por si no te volviera a ver pronto, para llevar tu recuerdo conmigo, vívido, límpido, calentando aún mi piel, haciéndome cosquillas.

sábado, 15 de julio de 2017

Bee-tree.

¿Cómo puedo explicarte lo que provocas en mí? 
Me encantas. Me encanta quién eres, cómo piensas, la forma en que me haces reír. 
Adoro cómo eres, tus rizos rubios, tus ojos de caramelo, tus manos tiernas, esos labios blandos y suaves, tu barbita rasposa, el arco de tus cejas, esas pestañas tan bonitas que tienes. Y me encanta cómo sonríes, cómo me miras, cómo me coges la mano, tu brazo sobre mis hombros, tus mofletes blanditos. Me gusta que seas alto, y grande, y fuerte, y sentirme protegida en lugar de tener la necesidad de proteger. Haces que me sienta como en mi hogar.
Me gusta cómo me haces sentir cuando me acaricias la espalda, cuando me besas, cuando estoy triste y me siento en tu regazo para que me abraces. Es extraño saber que soy amada y deseada. Amo tu lado más amable y compasivo, pero también esa sonrisilla malvada y picaresca que me deja saber que estás juguetón y que no hay manera de estar seria contigo.
Pero tampoco quiero estar seria en ningún momento. Al fin y al cabo, eres la luz y la alegría de mi vida.

martes, 11 de julio de 2017

Tocada y... ¿hundida?

Intento encontrar palabras para explicar lo que siento, pero, por una vez, no puedo. Intento buscar razones, pero supongo que "todo" es el motivo más apropiado.
He tratado de echarle la culpa a la regla, a las hormonas, a la situación hospitalaria, pero sé que me estoy engañando a mí misma. Soy consciente de que hace mucho tiempo que estoy emocionalmente estancada.
Lo visceral ha ganado a la lógica, aunque supongo que llorar es una reacción saludable a lo que llevo dentro. Es lo único que quiero hacer estos días, es lo único que me queda. Quiero dormir, pero no puedo. Tengo hambre, pero no ganas de comer.

No hay sutilezas que sirvan. Me siento culpable, débil, inestable, triste, enfadada, indiferente, confundida. Ya nada me importa, nada me interesa. Estoy cansada de mi vida. No quiero pensar.

Llevo un tiempo un poco tocada, pero hoy, hoy al menos... Estoy hundida.