Pensaba que hacer el amor era fácil, hasta que me deshice de amor. En caricias suaves, en dulces roces, dientes, sonrisas y bamboleos. En ritmos sincopados, yo perdí fibra, color y materia, y me quedé solo en carne temblorosa, en el aire de los jadeos y suspiros con los que nos calentábamos la piel.
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