Y aunque ya no importa, ya no significa nada, llevo la
crew en las manos. Uñas color tuquesa, o aguamarina, o neón (nunca lo supimos) que otros dicen que son mar y yo digo que son recuerdos felices.
Solo tú sabrías reconocer por qué, pero no las verás, así que qué más dará. Sigo haciendo esos pequeños gestos que son como guiños tristes a lo que fuimos, como una suerte de luto nostálgico. Siento que solo así me reconozco en echarte de menos y hago más humano al ser en el que te has convertido, recordándome que puedes ser bueno a veces.
Los duelos son así: largos, desiguales, intensos a veces, sumamente engañosos. Ya no tengo que hacerme la orgullosa y fingir que no te quiero, que no me duele, que no me arrepiento y a la vez no cambiaría nada de lo acontecido.