Estaba nerviosa. Podía sentir la sangre martilleando detrás de las orejas, el rostro demasiado caliente. Hacía mil conjeturas mentales de cómo nos íbamos a ver juntos. Él tan impresionante y yo tan normal. Él tan musculoso, moreno, con esos ojos tan verdes y esa sonrisa tan bonita. Y yo tan..., tan yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario