¿Qué es la envidia? Según la Real Academia de la Lengua Española, es un sentimiento que se define así:
<<Tristeza o pesar del bien ajeno>>. ¿Sentir envidia de alguien significa que no te alegres de sus logros, virtudes o posesiones? Yo no lo creo. Cuando siento envidia de alguien, yo quiero lo mismo para mí, no me siento triste de que otra persona lo tenga.
La primera vez que sentí envidia de alguien, la sensación tan desconcertante que recorrió mi cuerpo me desconcertó. Tristeza, ciertamente. Algo cercano a la furia corroyendo mis venas, pero no hacia aquello que la desencadenó, sino a mí misma, a la casualidad y a las circunstancias. Furia hacia ese sentimiento sin nombre que se traduce en "¿Por qué yo no?". Y, además de todo ese resentimiento, un matiz de deseo.
Pero nunca tomé medidas. No traté de hacerme con esa característica, objeto, ni desarrollar circunstancias similares. No robé, no imité. ¿Por qué el resto del mundo ataca a las personas que inspiran sentimiento de envidia? Belleza. Dinero. Familia. Poder. Inteligencia. Amistad. Salud. ¿Cuántas cosas puede pedir la gente sin darse cuenta de las que ya tiene?
Eso me ocurrió a mí, sí. Sumida en mi penosa autocompasión. Planteándome el por qué no sería más guapa, más delgada, más inteligente, más culta, mejor persona. Por qué mi familia no estaría más unida, y mis tíos, primos y abuelos se peleaban unos con otros contínuamente. Por qué mi padre tendría que trabajar tanto y mi madre estaría tan malita.
No sé qué fue lo que ocurrió que cambió mi vida. ¿Que crecí? ¿fue algún hecho? ¿una hospitalización? Ni idea. Pero un día se me ocurrió mirar a mi alrededor, y un cosquilleo similar al de la adrenalina se instaló en mi pecho, al darme cuenta de que era feliz.
Mi casa, ese lugar cálido y acogedor donde he crecido y jugado, me hace feliz. El hecho de que mi padre tenga trabajo. Que mi madre siga a mi lado me hace feliz. Tener acceso a educación y a cultura.
Y cosas triviales, como que mi amiga me diga <<que soy la más mejor>>. Aprender un nuevo idioma. Ponerme a jugar a la playstation con mi hermano mayor, cantar con mi hermana mientras cocinamos, estudiar, esconderme bajo el edredón durante horas y horas a leer. Lo mucho que quiero a mis padres y a mis hermanos, el hecho de que haya personas que me aprecien y me soporten aún con mis defectos y mis dificultades.
La música, la literatura y hasta una puesta de sol bonita es susceptible de arrancarme una enorme sonrisa. Como debe ser, como debería ser para todo el mundo. Hay mucho por aprender y descubrir, y somos afortunados de conocer algunas de las infinitas sensaciones que este planeta y sus habitantes nos ofrecen
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