jueves, 30 de diciembre de 2021

Magic

     Llevo meses llamándolo magia: al cosquilleo de energía que satura mi sistema nervioso. Aparece en los momentos más obvios y también en los más inesperados. Aparece durante un beso, un abrazo o un orgasmo, aparece con los regalos, con la comida casera y con la atmósfera íntima e intensa que se crea cuando me pierdo en la profundidad de sus iris de cacao, caramelo y café. Aparece con el timbre cálido y vibrante de su voz al teléfono, con las notas románticas que me deja por doquier, con su compañía y con su atención.

En la misma medida me asalta cuando le veo sonreír, cuando observo su rostro dormido, cuando me doy cuenta de que repito sus muletillas o veo algo que le gusta y pienso en comprárselo. Está presente en su perfume, en sus caricias y en lo mucho que le echo de menos ahora mismo, cuando no está a mi lado.

Hace meses que digo que estás lleno de magia, cuando quizá sea yo la que está llena de amor. Nombres por doquier para una realidad de cosquillitas en el aire, sonrisas embobadas y pensamientos enlazados.

¡Un año ya del placer de enamorarme de ti a cada momento!

lunes, 27 de diciembre de 2021

Un año vista.

    Echando la vista atrás, lo mismo podría parecer un año que un siglo de todo aquel torbellino de emociones, decisiones, dudas, miedo y pena. Sé que ya lo he mencionado antes, pero ahora siento que en el borrón difuso del transcurrir del tiempo hay tendencias luminosas, puntos de color brillante que conforman el telar de una de las etapas más maravillosamente mágicas y bonitas que he vivido.

Por supuesto me quedo con absolutamente todo, porque lo bueno estuvo también aderezado por el contraste con lo malo. Me quedo con cada ansiada llamada en la misma medida que abrazo cada hora que no dormí y desde luego no cambiaría ese paseo en noria por la culpa que sentí después. El mundo no ha cambiado, pero tanto mi vida como yo misma; supongo que madurar también consiste en contar la historia completa sin omitir la parte en la que eres culpable.

No sé si eso lo leí en alguna parte o viene de mí misma (no lo creo, no soy tan original), pero el caso es que, con el tiempo, me ha ayudado mucho. Creo que fue mi terapeuta quien me dijo que sería mucho más feliz si dejaba de intentar de ser la persona inocente de todas las situaciones y con el tiempo lo he procesado para comprender que cada una de las personas que han pasado por mi vida tienen su propia versión del tiempo que hemos compartido juntos. 

Así que, un año después de romper con mi primer amor, puedo decir que he aprendido muchísimo. Lo más importante, quizá, es que las personas pueden tener más facetas que las que conocemos de ellas, caras de sí mismos que salen a relucir en determinadas situaciones solamente, caras que ni ellos mismos tienen por qué conocer. También he aprendido mucho de mis propias emociones y de mecanismos para gestionar algunas de las experiencias más duras que he vivido, y cómo sobrevivir a ellas. 

Así que gracias: a quien quiera leerme, a quien quiera darse por aludido, a quien haya estado en mi vida y a los que se han marchado también. Todos me habéis dado algo. Gracias.

martes, 21 de diciembre de 2021

"Unite" et vinces.

     There's something very soothing on the way he holds me, almost as if I were a baby. He caresses me, rocks me, and gets me to feel protected. Safe. Understood. Almost... petite.

I hadn't felt like that in a very long time. He makes me feel young in a very unexpected way.

At first I felt almost distrusting, but not of him nor did I doubt his intentions - rather, I wanted to prove myself strong and independent. Now, I'm beggining to understand and realize that my strength doesn't lie in my habit of pushing people away, but in trust and cohesion. Being on my own doesn't make me any better, it makes me lonely, sad and weak.


He is my sidekick now, and I love it. My partner in crime. My doppelganger, my best half. He's the one with the best of ideas, he gets the energy flowing when my batteries are out. He made my dreams come true, he's the source of all the good things in my life and part of me.

He's mine - well, not him, but part of his feelings belong to me and I love knowing that. That means that he can share whatever percentage he wants of his existence with me, and not just love, but dreams, frustrations, plans, ideas, time and even the bad days if that's what he needs. That's so much more than the plain, boring physical meaning of the phrase "you're mine", but says even more of what we are as a family.

Yea. He is definitely mine. And I'm his and only his, as I've never been part of anybody else.

martes, 14 de diciembre de 2021

Magia, electricidad, química y poesía.

     Anoche no pude dormir demasiado. La verdad es que esta irrupción de un viejo hábito en mi vida ha sido tan inesperada como desesperante, casi podría decir que he perdido gran parte de mi tolerancia al insomnio en estos meses de descanso apacible; sin embargo, y a pesar de mi nerviosismo inicial, pronto los sonidos se volvieron familiares y mi pulso regresó a un cauce lento. Entre grillos y alguna alondra lejana, por fin pude tomarme unos minutos para retomar uno de mis hábitos favoritos de los últimos meses: observar a mi prometido mientras duerme.

Me tomó alrededor de una hora y media repasar cada uno de sus rasgos en la penumbra, hasta que estuve segura de que podría dibujarle sin buscar su rostro con la mirada. Hice un mapa mental de sus poros, lunares, la distribución del vello de las cejas, la barba, la dirección que tomaba cada pestaña, los surcos de la edad en la piel. 

Qué maravillosamente guapo es. Dejé que el sentimiento me invadiera con su indescriptible calidez, lo sentí expandirse rápidamente por mi pecho y mi vientre en su viaje hacia mis extremidades. Eterno, infinito e inefable, un sentimiento tan grande que no parece que pueda caber en una palabra como "amor". ¿Dónde meto, en esas cuatro letritas de nada, todas las demás emociones que adornan y equilibran nuestro día a día juntos, como las especias de la salsa perfecta? ¿dónde están la admiración, el respeto, el cariño, la confianza, el alivio, la seguridad?

La primera vez que compartimos colchón me pregunté muchas veces por qué sentía tantas cosas a la vez. Parecía que fuera a explotar y a achicharrarme, como si el amor tuviera un voltaje demasiado alto para mí. Pensaba que lo conocía y lo entendía, que no habría nada nuevo para mí; pero observé su rostro como hiciera anoche, encontrando los chispazos de su corriente por el camino de mis elucubraciones. Ahora sé que ese día estaba asombrosamente inquieto, en su quietud, casi sin respirar o moverse en el sueño, demasiado consciente de sí mismo en la inconsciencia. 


Aún hoy no sé explicarlo, parece haberse vuelto más intenso, potente y desconcertante; es imposible acostumbrarse a este sentimiento o aburrirse de él. 

jueves, 9 de diciembre de 2021

That mom's cuisine

Cuántas veces no habremos escuchado expresiones relacionadas con fogones, ¿verdad? El famoso calor de los fogones, el hogar, la familiaridad reconfortante del amor que colma la comida doméstica. Incluso aunque no sea la mejor, cuando llegue el momento, la añoraremos.
Ironías de la vida, nunca he cocinado con fogones, o al menos no con los típicos fuegos de gas que se me vienen a la mente con ese tipo de frases hechas. Todo lo que yo he conocido son las placas vitrocerámicas, con su cristal negro, su reflejo soslayado de la realidad culinaria, su distribución uniforme del calor y su bajo consumo. Eficientes y aburridas, pero aún así sinónimo de hogar para mí.
Imágenes de los vapores del puchero elevándose hacia la campana extractora colman mi mente de calidez. Peladuras de ajos, cebollas, zanahorias y patatas a mi alrededor. El aroma suculento de algo asándose en el horno y el crepitar del aceite haciéndole los coros al borboteo del tomate guisado. Sabores no de mi infancia, pero sí de mi juventud - refrito, fumé, pastel de berenjenas, queso gratinado, bizcocho de limón, albóndigas en salsa, pollo al chilindrón, carrillada, pisto de verdura con huevo, crema de calabacín. Comida no de mamá, no de la abuela, pero sí de papá, de mi hermana; mis anclas.

Pensaba que me gustaba cocinar hasta que me quedé sola, entonces aprendí que, cuando la comida es para mí, el placer queda relegado a un segundo plano y solamente existe el control. El proceso de preparación para a ser una mera composición química de la que busco la eficiencia de la nutrición fundamental, de no pasar hambre pero tampoco estar llena, de no ingerir demasiadas calorías, de controlar la fibra, el sodio y la grasa. Es una obligación desagradable que escasamente merece la faceta problemática y la inversión de tiempo en la compra, la preparación, la limpieza o el envasado.

Así pues, para mí, la cocina solo es acogedora cuando hay un corazón amado esperando a la mesa. Entonces los sabores, las salsas, las cremas, las guarniciones..., todo se convierte en canal sagrado..., en una suerte de corriente transmisora de cariño, el hilo conductor de lo mejor de mis sentimientos concentrados para el otro. No espero ni agradecimientos, ni gemidos de apreciación ni otro tipo de reacciones, pero... ¡qué placer cuando tienen lugar! los ojos se empañan, el pulso se ralentiza, un leve sonrojo adornando los pómulos y los labios liberamente contraídos, como reteniendo los matices en la boca. Entonces sabes que es posible que hayas mejorado el día del otro, aunque sea solo un poco, brevemente; y no existe mayor placer.

¿Será la mía, algún día, la comida que otrx atesore como la "comida de mamá"?

martes, 7 de diciembre de 2021

Su paisaje vivo.

     El sol de diciembre en la piel, calor. Sus manos en mi espalda, cosquilleo. Por la ventana se cuelan el aroma del rocío tardío evaporándose, de la tierra húmeda secándose bajo el Astro Rey y una lejana intuición de madera quemándose en una chimenea. Los aromas de un invierno tan incipiente como inusitadamente feliz.

La habitación parece estar henchida de luz, reluciente. Cegadora. Me obliga a mantener los párpados entornados y teñidos de los colores más bonitos que se pueda imaginar, pero nunca describir. Sé perfectamente cuál es el elemento distintivo de entre los inviernos grises y fríos de mi vida; observo la diferencia viva, respirando y durmiendo a mi lado, desterrando el frío, la soledad, la pena y los fantasmas del dolor y la ira. Observo cómo sus pestañas enredadas entre sí se agitan en un tremor somnoliento, el brillo saludable de sus labios rosados y jugosos, las líneas, surcos, marcas, valles y cuestas de esas facciones tan bellamente esculpidas que amo como un paisaje familiar e idealizado. Como si hubiera pasado la vida admirando esos rasgos, una obra de arte con la que he soñado toda la vida, aun sin saberlo.

Las pestañas se separan en un aleteo despreocupado y vibrante y la habitación se hace añicos a mi alrededor. Ya no existe realidad física o material a la que pueda dirigirme o aferrarme, su conciencia tranquila y sobrecogedoramente profunda lo absorbe todo. Le brillan los ojos. Sonríe, paralizándome el corazón, deteniendo mi respiración, llenando mis venas de su luz. Haciéndome sentir más viva, más suya que nunca.

Y me consumen las llamas de la piel, el corazón, el cuerpo.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Goodbye.

Se me dan mal los cambios, siempre lo he dicho. No me gustan, me abruma el miedo.

Y sin embargo, estoy sorprendida (y un poco orgullosa de mí misma) y de mi capacidad de afrontar los vaivenes de la vida con entusiasmo. Empezar una nueva relación - sin haber digerido la anterior -, irme de casa, prometerme e hipotecarme. All went by smoothly, y yo he tenido la suerte de contar con el mejor compañero para este imponente viaje. No ha habido ni dudas ni molestos "¿Y si...?" que considerar durante el camino.

He elegido mi vida y ahora quiero empezar a vivirla.

Sin embargo..., sin embargo, me he dado cuenta a lo largo de las últimas casi tres semanas que los cambios que no involucran mi vida sentimental siguen siendo igual de difíciles de afrontar que siempre. El trabajo, para no acabar la increíble tragedia griega que comenzó a representarse hace tres años, me trae aún por la calle de la amargura. ¿Qué ha sido lo más complicado? bueno, todo, en cierta medida: volver a relacionarme con otras personas, volver a reprimir lo que pienso o lo que siento, acostumbrarme a sistemas nuevos, despedirme de una dinámica cómoda que no me disgustaba tanto por el qué como por el cómo. Quiero volver, no sabría decir cuánto, pero no en las mismas condiciones. Empiezo a pensar que no lo haré. Por mucho que pueda tratar de disfrazar un empleo de estimulante cuando evidentemente no lo era - desde casi el segundo mes, diría yo - sé que caigo en los paradigmas de la idealización. Funciono por comparaciones, qué le voy a hacer. Volvería, sin pensar, con placer, a las noches de videollamada de hace un año, a la primera primavera en nuestro piso, a desayunar juntos, a dormir por las mañanas, a ver películas con él mientras trabajaba en la tarde. Volvería con los ojos cerrados a tener un equipo cómodo y un jefe profesional, productivo, resolutivo e implicado.

Y supongo que eso ha sido lo más complicado. Aceptar el hecho de que me estoy despidiendo de una etapa muy, muy feliz.

Finally moving on.

   I've heard many times in the course of the last year that the only way of knowing if I had really moved on would be to be able to stick to the good memories of what we were and let go of everything else.

I'm not quite there yet, if I'm being honest. One can't really expect to overcome five years in one sitting, sort to speak, but there could potentially be an indicator of progress lying down on my subconscious in the shape of a stealthy dream waiting for my vulnerable sleep time to strike me down.

A happy memory, finally. Something short but worth holding on to, as a reminder that not everything was that bad. Yea, there were funny, emotional moments that made me forget how tired and sad I was.

I'm on my way to let go of it all.

Throwback to when I almost destroyed everything.

    A veces aún me abruma la enormidad de los cambios acaecidos en mi vida en el último año. Lo he aceptado todo con tanta tranquilidad -para ser yo- que es difícil de asimilar cuando me paro a pensarlo. Sí, quizá ahí resida el secreto del éxito: que lo he pensado todo con el máximo pragmatismo posible. He considerado mi bienestar y mi seguridad por encima de muchas otras cosas y, mira tú por dónde, al final he acertado de pleno en mis consideraciones metafísicas. Quién me lo iba a decir a mí.

Aunque, siendo sincera, me gustaría haber llorado mucho más por las cosas que han dolido y siguen dentro de mí. A veces, especialmente cuando hago daño inintencionadamente a alguien a quien quiero, el recuerdo me persigue durante mucho, mucho tiempo.

Y me he parado a pensar en esto precisamente ahora porque, un día como hoy de hace un año (es decir, unos cinco minutos para mí), casi "rompí" con mi marido.

Es difícil usar la palabra "romper" porque, siendo honesta, no estábamos oficialmente juntos y es difícil romper algo que casi ni había arrancado. Un día como hoy, hace un año, me levanté de la cama a duras penas, me tomé un minuto para lamentar mi reflejo mustio en el espejo del baño y bajé a desayunar a la cocina. Mi padre estaba allí, sorbiendo poco a poco el café ese aguado e híper azucarado que se toma, me dirigió una mirada de lástima que por suerte he visto pocas veces en la vida y me llamó a su lado. Yo comencé a marear la tostada en el plato, la cucharilla en el café. No tenía hambre. Mi padre arrancó a hablar poco después y yo le escuché, y también aporté un poco. No tenía demasiadas ganas pero sé que es parco en palabras y cuando te dedica ese tiempo, es especial y merece muchísimo la pena. Aquella mañana, como tantas otras veces en mi vida, me abrumó el amor tan especial que siento por mi familia y la suerte de contar con ellos me hizo sentir segura, arropada y protegida en el mar de decisiones difíciles en el que se había convertido mi vida.

Quizá no fue el mejor consejo, pero me dio perspectiva y decidí ponerlo en práctica, aunque casi resultara en catástrofe. Intenté ponerlo todo en una suerte de standby, pero eso implicaba casi destrozar lo más bonito que he tenido en la vida. Entonces, claro, no lo sabía; pero desde entonces me persigue la imagen de mi marido, triste y cansado, tratando de contener las lágrimas de derrota y animándome a ser feliz.

Como si yo pudiera vivir sin él

Como si yo quisiera pasar un solo segundo sin estar a su lado

Como si no hubiera sido ya, en ese momento, el centro mismo de mi existencia. Mi vida, mi futuro, mi todo.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Nuevas pesadillas

     En el marco de escenarios que rodean esa pesadilla que para mí es tan familiar que ya casi ni asusta (ojalá) se ha colado una imagen nueva, tan remota, que al principio ni siquiera la reconocí como un recuerdo.

Pero ahora no se va. Necesito sacarla, aunque sea a golpe y porrazo de teclado.

Los márgenes están difuminados en blanco. Me veo doblada, con las manos apoyadas en los azulejos blancos del cubículo individual de un baño público, sucio y viejo. Golpes rítmicos, secos y forzados contra mi cadera, dentro de mí. Con cada embestida irradia un calor abrasador, como el de las lágrimas que me arden en los ojos. El dolor es insoportable. Me quejo, me tira del pelo y casi ni lo siento.

Acaba rápido, exactamente igual que la vez anterior; no tanto así las secuelas, o eso pienso ahora. Como aquella primera vez: sangre, lágrimas y semen.

domingo, 7 de noviembre de 2021

Panic! at my bedroom

     No tengo la suerte de ser una de esas personas a las que el miedo despierta y activa. Se supone que es un mecanismo natural de defensa del cerebro, así que imagino que el mío ha involucionado, porque donde, en teoría, debería poder recoger y procesar información cincuenta veces más deprisa, yo me quedo congelada. Bloqueada. Aquí lo único que va a acelerarse es tu respiración, darling, parece decir mi cuerpo.

Ayer me quedé mirando durante veintidós largos minutos la falda en la que había querido meterme, reventona, morcillosa, abotonada y con su enorme cremallera - obstinadamente abajo en la bragueta - revelando el azul deslavado de las bragas que llevaba debajo. No tengo claro si es por cómo me quedaba la falda o por el hecho de que no pudiera abrochárnela, pero aquellos minutos también fueron terroríficos..., y mi expresión de pasmosa fascinación no reveló en absoluto el derrumbamiento inminente de mi ánimo herido.

La sensación regresó fortalecida esa misma noche por mi tenaz voz mental, que disfruta al recordarme que tengo un aspecto repugnante. Esperaba a mi prometido sentada al borde del colchón cuando mi reflejo en el espejo captó mi atención. Vaya, esta postura hace que me salga una lorza en la espalda. Esa mollita llevaba años sin estar ahí. Forcé la postura, me puse más recta, pero otro rollito de grasa se marcó en una zona diferente y una imagen mental de las tiras del body de encaje que llevaba debajo hundiéndose se me antojó asquerosa. Cuerdas hundidas en sebo rollizo y sudoroso...; de pronto parecía como si esas mismas tiras de satén y tul estuvieran oprimiéndome el pecho. Ya nada me queda como debería, porque soy una cerda que no sabe controlarse, una puta niña chica caprichosa que no es capaz de decir que no a las guarrerías, ni comer a horas normales y en lapsos razonables, ni cuidar su resolución de hacer ejercicio. Funciono con la explosividad descoordinada de una adolescente enrabietada y lo peor es que ni siquiera puedo explicar por qué me asaltan unas ganas de llorar tan terribles cuando me desnudo para el amor de mi vida, por qué me resulta imposible dejarme llevar y disfrutar cuando veo los hoyuelos grasientos de mis muslos rodear su rostro al hundirse entre mis pliegues. Y él me lleva a la luna, que conste, pero yo estoy más pendiente del aspecto que tendría para él si un día le da por mirarme como yo me miro y..., bloqueo.

Llorar a veces ayuda, pero en otras ocasiones, el sentimiento se me estanca en el pecho y ya no hay un Dios que salga de esa mierda, porque no soy capaz de expresarme y me siento de piedra. Total, que me levanté, me moví hacia donde no pudiera ver mi reflejo ni en el espejo ni en el cristal de la ventana y me quité la ropa. Me di prisa y, a pesar de ello, mi marido me cazó desnuda frente a él cuando entró en la habitación y todo lo que yo querría haber hecho era esperarle en la cama, con esos impresionantes tacones de piel, una de las pequeñas y bonitas bragas brasileñas de tul negro que él mismo me regaló y la camisa que se había quitado hacía unos instantes, envuelta en el olor más reconfortante y dulce que existe. No pude, claro está, pero tampoco pude desmigajarme como un bizcocho seco y explicarle que ni siquiera me siento yo misma en esta piel que ya no parece mía; fui sincera, más por su bien que por el mío, y le comenté que me había sentido ridícula - incapaz de seducir, grotesca, incapaz de disfrutar de las cosas que me apetecía hacer - y él me reconfortó sin juzgarme. Por algún motivo es más difícil desnudar el alma que el cuerpo y mi instinto era protegerme en su ropa grande y sin forma, pero no lo hice hasta que no terminé de hablar. Entonces, él me preparó una cena equilibrada y dulce, que saboreé con gusto, y me abrazó durante buena parte de la noche con sus preciosos ojitos enrojecidos de cansancio y angustia hasta que nos dormimos juntos.

jueves, 4 de noviembre de 2021

恋愛。

     Expresar amor en japonés es muy curioso. Mientras que en la mayoría de casos se utiliza un -a mis ojos seco- 好きです (una suerte de soso "me gustas", una expresión idónea para el interés o el afecto), la complejidad de los ideofonogramas puede llegar a ser inmensa. Uno podría usar el kanji de 恋, en el que domina el radical de corazón y la idea de pasión tierna, naciente y efímera, perecedera. 恋 Tiene fecha de caducidad; Uno también podía ser más romántico, más tradicional y casi... sólido, ciertamente, usando el término 愛してる。Ya de por sí, el origen chino de 愛 le otorga un peso cultural que es difícil de definir; tampoco el mundo del análisis ideográfico arroja mucha claridad. Tenemos movilidad, pero también una cubierta, una garra y un corazón espachurrado entre radicales. 愛 simboliza el amor verdadero, el que dura. Si 恋 es recibir, 愛 es dar.

¿Cómo podría yo explicar lo que significa 恋愛, y por qué la fusión del egoísmo apasionado y el sólido romanticismo es perfecta? ¿por qué no solo 愛?

Porque me gusta la idea de un amor fuerte como los cimientos de la tierra, pero que tiembla como en el primer beso. Sabía que existía la noción de que 恋愛 solo se dice a una persona en este mundo, y sabía que cuando la encontrara lo tendría claro. Que es la perfección de quien ama todos los días como el primero. Reciprocidad. Autenticidad, inocencia. Quizá no sea el primer amor (初恋), pero hasta ese término utiliza la voluble inconsistencia de 恋.

Un día lo tuve delante, y me sentí temblar como la primera vez que mi teléfono vibró en mi mano y oí su voz, grave y susurrante, al otro lado del auricular. Aquella noche, reflexionando, sentí que los cimientos de mi vida se sacudían una vez más con su calor y su mirada, pero nunca me había sentido tan firmemente atada a nadie.

Así que lo dije. Lo dije y lo seguiré diciendo. No lo retiro, he encontrado a mi mitad. Mi 恋愛. El que me entiende con una sola mirada, me busca en la cama aunque casi nunca durmamos juntos y suspira mi nombre en el calor de las sábanas. Equilibrio, reciprocidad, perfección. Y eso sí que es inexplicable y perfecto, más allá de un ocho, dos corazones, un tejado, una garra y un descenso. Más allá de ideogramas y sonidos, de kanjis, sinología, lingüística y otras connotaciones culturales. Es solo una forma más de intentar explicar y expresar cuánto te amo.

Vamps.

     Todo estuvo bien al principio. Una habitación enorme, toda iluminada de blanco cegador, dominada por un escenario desolador de equipos viejos y sillas dolorosamente incómodas; e integrada por cuatro gatos que se difuminaban progresivamente en una masa creciente de personajes más que excéntricos según se aproximaba la salida del sol. Una ucraniana xenófoba, un obeso amanerado enamorado de un chino doce años más joven que él con alergia a la ducha. Un gigante color bronce que había perdido a sus hijas tras una ruptura difícil y comía porridge como quien come pipas. Una asiática bajita y aniñada tan dulce como malhablada, un refugiado político de origen nicaragüense con hábito bebedor.

Algunos estuvieron de paso y otros se han quedado hasta el final, pero de todos aprendí algo.

Fue fantástico, a pesar de los altibajos, mientras pude ver sus caras, reír y salir con ellos de vez en cuando, compartiendo cenas, cafés y chicle. Todos con sus historias, sus angustias, sus papeles, sus anécdotas.

Todo se fue al traste cuando nos separaron; las noches dejaron de fluir y comenzaron a convertirse en la piedra de Sísifo. Ya no hubo a quién ayudar con sus consultas, a quién ofrecerle lo que llevara aquel día en el tupper. Solo oscuridad y silencio, hastío, dejadez, irritación, soledad. Quizá las cosas habrían sido diferentes si hubiéramos seguido allí, por muy monótono que sea el trabajo, puede que hubiera tardado más tiempo en llegar al límite y demandar un cambio; pero también es posible que no hubiera conocido al amor de mi vida tal y como son las cosas hoy, mi faro en las noches tristes. Mi esperanza, mi apoyo, mi refugio.

No tiene sentido preguntarse qué habría pasado, son tantas la vertientes posibles que es fácil pensar que cualquier alternativa es mejor a la que tengo ahora en las manos. Por ahora se acaba una etapa, con una mezcla de nostalgia y alivio (y un poco de incertidumbre), y con la esperanza de encontrar algo mejor en la siguiente..., o, por lo menos, más de las cosas buenas de la anterior. Mis vampiros.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Es real

     De pronto fue como si estuviéramos en el ojo de un huracán: el mundo siguió corriendo frenéticamente a nuestro alrededor, pero su magia había hecho detenerse el mundo en una suerte de pausa para respirar, cargada de electricidad, anticipación y nervios.

Sé que, cuando me abrazó, su intención real era la de proporcionarme confort; pero como si no hubiera transcurrido un solo minuto desde el 26 de diciembre, el aire entre nosotros pareció soltar chispazos y mi corazón trató de escapar trepándome por la garganta, buscando mis labios ocupados.

Cuando quise darme cuenta, ambos jadeábamos.

- ¿Lo sientes? - me preguntó.

Mi vida..., mi amor, mi hogar, mi suerte, mi designio, mi pilar, mi roca, mi destino, mi prometido, mi refugio, mi lugar seguro, mi tesoro, mi todo, mi pequeño..., ya sables cuál es la respuesta.

miércoles, 27 de octubre de 2021

Advantages

     Mi hogar está pintado de blanco y huele siempre a tabaco y a aire, de Loewe.

Mi hogar suena a Sabina, al silbido de la olla exprés, a dos risas que se hacen eco, a la televisión demasiado alta. Sabe a croquetas de puchero y a bizcocho de limón. Al mejor tomate jamás guisado. A los besos de mamá.

Me gusta su frescura húmeda y las vistas que hay desde la ventana de mi habitación, apuntando al atardecer que se esconde tímidamente tras un laurel gigantesco. Me gustan sus techos altísimos, las molduras, la nobleza de sus mármoles, maderas, granitos y estucos. Me encantan las cortinas porque sé que las ha cosido la abuela. Me abruman sus dimensiones, pero se siente el cariño en cada rincón que se ha construido, con tesón y paciencia, año a año.

Creo que una de las mejores cosas de dejar atrás un lugar que te gusta tanto es la capacidad del cerebro humano de quedarse únicamente con lo bueno. Así, me abrazo a la sensación de hogar y refugio, dejando atrás llantos, penas, discusiones, miedos, rupturas, miseria, dolor, soledad y lágrimas. Muchas lágrimas.

Solo quedan las personas que lo convierten en hogar.

Vértigo.

     El mundo duerme.

Es tan abrumador el silencio que el zumbido monocorde que emite el ventilador de mi ordenador me resulta molesto. Con el frío, hasta los grillos parecen haberse refugiado en el silencio.

El tiempo parece haberse detenido. No sabría decir a qué velocidad transcurren los minutos hoy, pero me recorre el cuerpo una sensación familiar y distante..., tal vez sean los recuerdos que trae consigo el frío que se acerca irrevocablemente. El tic-tac de la madrugada trae consigo un cosquilleo y se me reactiva el cuerpo; mis terminaciones nerviosas cobran vida como si fuera a abrir los ojos al gotelé del tejado inclinado de mi antigua habitación, a sus paredes liliáceas, a la montaña de ropa mal agolpada sobre la cama vecina, al revoloteo de los visillos blancos susurrando sobre el parqué y al borboteo nervioso de un sentimiento inefable en mis entrañas. Olores, sonidos, lugares y sentimientos familiares, aunque ya no me pertenezcan a mí, sino a quien una vez fui. 

Aunque sé que no es cierto, porque duermo contra su pecho desnudo y siendo su latido contra mi mejilla, una parte de mí se ha transportado a un otoño casi trescientos sesenta y cinco días atrás para levantarse de un salto, elegir un pijama más bonito, cepillarse el pelo a toda prisa y aplicarse uno de esos maquillajes que intentan disimular que una se ha maquillado. Un mensaje rápido, una llamada, más nervios y el volar de las horas que nos pasan volando. Vértigo. Tan centrada estaba en sanar mi corazón roto que hay muchas cosas del último año que comienzo a asimilar ahora; aunque hay algo que claramente no ha cambiado, y es la sensación de dar un paso cada día, de ser una persona diferente cada vez que abro los ojos.

Comienzo a entender que hay muchas cosas que echaré de menos no solo de aquellos días, sino de toda una vida. Vivir con mi hermano, abrazarme a mi padre para dormir, recorrer al trote mis calles favoritas del pueblo son algunas de ellas, pero siempre las recordaré con la nostalgia feliz de quien ha amado cada centímetro del hogar que ha conocido..., sin perder por ello la ilusión de comenzar uno nuevo

martes, 26 de octubre de 2021

Inquilina

     De noche, vivo en el calor de un cuerpo vibrante, pequeño y peludo sobre mi regazo. Qué compañía tan dulce como inesperada; es casi una bendición, un regalo cuando me escoge a mí para reposar sus pequeñas patitas y ronronear como una descosida. A veces se sienta a mis pies, los abraza, muerde y juega con ellos. No me importa, estoy bien. Me gusta sentir un corazón latiendo junto al mío.

Ya tengo con quien hablar sin sentirme tan sola, tan aburrida o tan triste. Ya no hace tanto frío, el cuarto parece menos oscuro.

Leia.


miércoles, 20 de octubre de 2021

Désordre.

     Sus besos tienen la virtud de ponerme en marcha, como combustible. Me burbujea la piel, me aletea el corazón en el pecho, mi cuerpo cobra vida con un ardor desconocido a la par que familiar.

Sus besos tienen algo de adictivo y mucho de dulces y tiernos. Boca suave, mullida y jugosa, como un bizcocho recién hecho y bien almibarado. Dulce y picante a la vez. Si fuera un sabor, podría ser la combinación de chocolate negro con un cítrico, o con jengibre. Interesante, estimulante, delicioso. Un despertar para los sentidos, como la piel que sus manos llaman al desorden de un escalofrío con el roce ágil y suave de una caricia, o el agarre férreo del amante consumido que lleva mi pelvis a sus labios con ahínco.

El desorden que el amor impone a los sentidos.

Uno no elige a quien ama, simplemente ocurre. Como una explosión de lava que se eleva desde el mar, caótico, natural, perfecto y vivo. Único. Forjado a fuego, cambiando los cimientos de todo lo que se conoce.

Y yo me vuelvo a enamorar cada día que pasa, mis sentimientos saliendo a borbotones desde donde quiera que se alojen en su desordenada locura química. A veces me pregunto si las bocas ardientes brotarán algún día fuera de mí, incapaces de ser contenidos por esta piel que solo anhela su tacto balsámico, su panacea, la perfección inexplicable de quien altera y calma mis sentidos a partes perfectamente iguales. Quizá algún día suceda y me funda con la tierra; quizá todos caminemos sobre los restos humeantes de quien amaron tanto que terminaron por consumirse, arrasando la piel.

Nights

     Algunas noches, la mera idea de entrar en esta habitación es enloquecedora.

Hace dos días, mi padre se reía de mí porque no me había dado tiempo a comer ni a dormir. Esta es la vida, hija. La vida no me gusta. Once horas trabajadas, papá, y un millón de trámites por delante. Sé que no es nada, pero me cojo descansos en el trabajo para seguir preparándome el trabajo de fin de máster y, cuando acaba la jornada, siempre hay tiempo para seguir estudiando un poco más, guisar unas albóndigas, finiquitar este y aquel papel que tenía que enviar a no sé dónde, contactar a una inmobiliaria o a un banco y salir a correr.

Dormir es un incordio, papá. Estoy cansada de las estridencias de mi teléfono cada cinco minutos y hasta su vibración me despierta. Hace demasiado calor para esta época del año y no puedo descansar.

Me duele la espalda, me siento mayor. Me siento vieja.

Me duele la cabeza todo el tiempo, papá. Tengo derecho a estar cansada, da igual si es lo que toca, y da igual si tú sentiste y viviste cosas peores allá por los ochenta, los noventa, los dosmil, los dosmildiez y ponte a sumar décadas. La vida tampoco me habría gustado entonces. La vida no pinta bonita cuando la retratas así.

Hoy, en esta habitación, me siento sola. Me duelen los ojos y ni mis niños quieren estar a mi lado. Le hablaría a la nada, como cada noche, pero tampoco me apetece abrir la boca y a ellos no les apetecería escucharme, si me entendieran. No los culpo, papá. Echo de menos la luz del sol y el aire en la piel. Antes quise salir a dar un paseo, pero no pudo ser..., y aquí estoy, de vuelta a consumirme en estas cuatro paredes.

domingo, 17 de octubre de 2021

Aloe vera y tomate.

     Si eres una persona celosa y tienes un mínimo de sentido crítico puedes aprender a reconocer, detectar y controlar ese sentimiento. No digo atajar porque eso sería deliciosamente utópico, pero aspiras a una coexistencia pacífica y eso está bien.

La inexperiencia, sin embargo, puede jugar malas pasadas.

Como diría Edward Cullen, es muy distinto leer y aprender sobre los celos a experimentarlos de verdad. Nunca había tenido motivos para sentirme así, pero conocer a mi prometido abrió muchas puertas para mí en el terreno emocional: no solo tenía pasado, sino que había todo un presente de mujeres que, por capricho o por placer, habrían estado encantadas de borrarme del mapa (Y créeme, el sentimiento es mutuo); con toda seguridad, se avecina un futuro variopinto de rasgos similares.

Entonces comprendí que había una cara diferente en la dicotomía fundamental entre sexo y amor: mientras que el primero traía consigo una punzada instintiva y animal de rabia, el segundo..., bueno, digamos que aún no tengo palabras para describir lo que se siente al afrontar el hecho de que tu pareja amó antes de ti. ¿Qué te digo? es muy satisfactorio ser la primera y que la competencia sea solamente abstracta. Pero piensa que hubo alguien con quien quiso que funcionara, alguien a quien le dedicó las palabras y los sentimientos más bonitos del mundo. Otra persona con la que quiso futuro, cuyo cuerpo adoró y por quien habría hecho lo que fuera necesario. No es imprecisa, sino real como la vida misma a pesar del tiempo: sus fotos siguen ahí, sigue viva en las palabras de despecho que él le dedicó. Y tú, que conoces su forma de querer, sabes que no hay nada igual de intenso y sincero y te envenenas buscándola, aprendiendo sobre ella, envidiándola y a la vez rechazando todo cuanto podáis tener en común porque duele de una manera visceral, loca, impredecible e implacable. Aunque ahora todo eso sea para ti.

Creo que, sin querer, acabo de dar con la tecla, la definición perfecta: veneno. Un agente químico, corrosivo y externo que daña todo cuanto toca, que se extiende e infecta como un puñetero tumor de malos sentimientos. En su metástasis, es capaz de transformarte en lo que no eres, en hacerte sospechar, en inculcarte el hábito malsano de dañarte a través de la necesidad compulsiva de seguir registrando, escudriñando, indagando. Intuyes que volverá a aparecer, que fue media vida del amor más grande jamás escrito. Husmeas, tanteas e indagas a la espera de una pista, una certeza... de que ella está tan pendiente como tú.

Y al final ha caído en la trampa.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Tearing at the seams.

 Y colapsé como hacía mucho que no ocurría.

Juro que lo intenté, ¿eh? a pesar del omnipresente dolor de cabeza. Trabajé, maldormí y pasé algunas horas estudiando por la tarde. Me enfrenté a tres llamadas de teléfono exasperantes en las que me hicieron sentir idiota perdida del culo, pero recogí mi frustración, mi cráneo pulsante, y desahogué parte de mi rabia con jadeos, sudor y más esfuerzo. Ya..., mejor. ¡Si todo iba a salir bien! solo había que seguir peleando. Acabé la sesión bastante contenta, aliviada, incluso..., hasta que me choqué con el muro emocional de mi marido.

Juro que lo intenté de nuevo, quise razonar..., pero me hizo sentir peor que antes. Me hizo sentir aún más idiota, frustrada y engañada. Me hizo sentir desesperanzada, desilusionada, triste, vacía, torpe, inútil.

 Hacía mucho que no sentía esas cosas..., no con él. Me hizo dudar. ¿Así es como vamos a enfrentarnos a los problemas que surjan? si esto solamente acaba de empezar, ¿qué va a ser de nosotros?

Y me llevó por delante. Física, mental y emocionalmente, colapsé.

Y aquí estamos, porque "esto es la vida". Y así toca vivirla, dice.

martes, 12 de octubre de 2021

Flashes.

     El futuro se me presentó en fotogramas luminosos, dispersos y coloridos; pero los sentí tan reales como el pasado. Durante apenas un segundo, vi extenderse ante mí una senda y la opción muy real y viva de transitarla a su lado.

Una senda marcada por el ritmo de una casa creciente, de los pasos tambaleantes de una infante, del correteo de nuestros gatos. Un camino con la banda sonora de proyectos y reparaciones, de sus carcajadas, de los ladridos de un perro, de mis pisadas al correr por las calles del pueblo, de Do pidiendo jamón de york por las mañanas.

Campanas de boda, el susurro los pétalos de los ramos de lirios que, seguro, seguirán llegándome cada mes, los gemidos que se nos enreden entre las sábanas cada día del resto de nuestras vidas. El murmullo quedo de las lágrimas, el latido del corazón de nuestra hija por debajo de la piel de mi vientre, el borboteo de las ollas que llenen nuestras paredes con la fragancia única de lo que se guisa con amor. 

Más que ver el futuro, lo escuché, lo sentí en la piel, quise bailar a su ritmo.

Más tarde, él me preguntó si la casa era magia, pero yo pensé que quizá no, que seguramente sería más oportuno hablar de sensaciones y de música. En esta ecuación, la magia, desde el primer momento, la ha puesto él.

miércoles, 6 de octubre de 2021

Escarnio.

     Hoy es la segunda vez que piso una casa y me asalta la sensación de que es la mía. La magia estaba pintada en sus paredes, sus mármoles y su luz. Pude vernos vivir, crecer y crear en ella; independientemente de la belleza de sus acabados. Pude ver comidas familiares y un par de pies dejando sus primeras huellas en el patio.

Pero, igual que aquella vez, no es posible. Nos despedimos de lo que pudo haber sido y no será - o no ahí, al menos. A veces se requiere mucho más que tiempo y esfuerzo ( 50.000 euros y dos avales) y no queda otra que aprender a tolerar la frustración de las aspiraciones frustradas.

Algo que siempre se me dio mal. 

Puede que me haya equivocado. Es probable que la magia esté mejor en los libros, donde pueda disfrutarla sin hacerme daño. Ahora tengo que lamerme las heridas y seguir buscando.

martes, 5 de octubre de 2021

Odd beliefs

     Quizá no es demasiado tarde para admitir que creo en más cosas de lo que alguna vez he reconocido en voz alta. Que a veces parece que vivo buscando señales de que las cosas son esenciales, especiales y las indicadas para mí.

Durante años me he aferrado al ominoso pragmatismo del cientificismo. Pretendido y artificial. Repetía como un dogma que la suerte solamente es el nombre que le damos al azar según si nos beneficia o perjudica; y la parte de mí que creció leyendo fantasía, realismo mágico y ficción moría un poco con cada palabra..., Pero sigue aquí, pese a todo. Con sus rezos puntuales y desesperados. Buscando señales, y oyéndolas cuando son demasiado evidentes. Siguiendo las pistas, riéndose ante las casualidades, asombrada de las coincidencias que pueblan este pequeño mundo.

Hoy, la sangre burbujea de forma extraña en el cuerpo y el oxígeno parece ir del revés. Siente la magia en el aire y en la piel. Hoy, La Señal parece llenar las paredes con su optimismo inocente y las corazonadas se desbordan por la ventana, imposibles de contener.

Hoy algo habla de futuro y de hogar.

domingo, 3 de octubre de 2021

Del viernes trece al martes veintiocho.

     La llegada fue fluida, como todo lo demás. Casi parecía que la fortuna estuviera trabajando por y para nosotros con su tarde tibia, sus gentes amables y sus hermosos paisajes volcánicos de piedra negra y exuberante vegetación.

Encontré el hotel cómodo, sin más. No excedía las expectativas pero se veía limpio y confortable, adecuado al uso que pensábamos dispensarle; sin embargo, cuando me asomé al balcón y observé el atardecer pastel sobre el atlántico sentí que aquellas vistas compensaban con creces la pretendida austeridad de la habitación.

Él me abrazó de pronto, reclamando mi atención dispersa de forma bastante formal y protocolaria. Casi me siento culpable por no recordar exactamente todo lo que dijo en ese momento, pero me asaltó la misma sensación que aquel 26 de diciembre en que nos reencontramos. Habló de nosotros, de nuestras dificultades, de nuestro futuro. De nuevos comienzos.

Supe que era el destino, que afianzaba los hilos que nos habían unido casi once meses atrás, cuando clavó la rodilla izquierda en el suelo y sacó una cajita negra del bolsillo trasero del pantalón.

Y lanzó La Pregunta.

Y yo me quedé allí, clavada y temblorosa.

La abrumadora certeza se intensificó dentro de mí. Pues claro que era mío. Pues claro que me quería, a mí y solamente a mí. No iba a marcharse, no iba a cambiarme por nadie y no era - soy - ningún reemplazo.

¿Cómo lo hacen las chicas de las películas? Él me miraba, sonrojado y nervioso, como preguntándome con una mirada un poco angustiada si pensaba responder en algún momento.

Y yo dije que sí (y me caí sobre él)(y temblé como un flan, como en la primera cita)(y lloré un poco)

No hubo velas, restaurante, adornos, flashmob, Disneyland, música ni muchos de los tópicos que aparecen en televisión para estos momentos. Hubo - hay - un precioso y delicado aro de oro blanco y diamante, coronado por un majestuoso zafiro en forma de lágrima, en mi mano izquierda. Estuvimos nosotros..., y fue perfecto. Como cada minuto de los últimos once meses.

¡ NOS CASAMOS!

jueves, 23 de septiembre de 2021

Querida Vic,

     Cuando te rompen el corazón, el primer golpe es solo uno de los que te esperan durante algún tiempo. Algunos te los darán otras personas, otros te los darás tú misma.

En el momento en que el amor vacila sin razones o detonantes, comienza un proceso de ruptura con una misma; porque tienes las mismas manos, la misma risa, y tu mirada busca la suya igual que antes, pero entonces él ya no quiere nada de eso.

Es inevitable empeñarse en buscar razones para el desgaste del amor,  e inevitablemente piensas que tiene que ser algo que no se ve..., es fácil empezar a renegar de una misma y quedarte paralizada con tus uñas, tus dientes, tus ojos, tu rabia, tu pena, tu miedo y tu vergüenza.

Pero luego te prometo que las ganas de estar bien regresan, y te esfuerzas por sonreír e ilusionarte hasta que te das cuenta de que ya no cuesta ningún trabajo. Vuelven a ti los abrazos y las sonrisas, y te alegrarás de haber roto con una parte de ti que pensaba que lo normal era no quererte porque él no te quería, y aprenderás a perdonarte, aunque al principio sea duro.

martes, 21 de septiembre de 2021

Warmth in the soul.

     Podía acusar el cansancio de los últimos meses. Las emociones, a veces, son lo más pesado que uno puede llevar a cuestas, pero entonces yo solamente lo intuía.

Cuando llegué a casa me golpeó un olor dulce, hogareño y poco familiar. No encajaba. Por la hora, debería poder percibir el aroma de la comida a punto de servirse, pero no era eso lo que me llegaba. Escuché el deje cascado y cansado de mi madre al hablar y seguí el sonido, intrigada.

La temperatura siempre estaba varios grados por encima del resto de la casa cuando uno entraba en la cocina. Lo primero que percibí fue vapor; entre la bruma, la sonrisa de mi madre iluminó la estancia. Parecía tremendamente pequeña y frágil, tan cetrina y tan gris, asomando la cabeza desde las ollas.

Arroz con leche.

¿Por qué se le ocurrió aquel plato en particular? no lo sé, pero si me preguntaran a qué sabe el hogar...

...diría que a regresar cansado a casa y probar la melosa cremosidad, el dulzor discreto y levemente cítrico, el amor de quien piensa en el ser querido y dedica su esfuerzo a devolver la calidez al alma ajena. 

lunes, 20 de septiembre de 2021

Fuzzy.

     The texture of added bath salts made water seem rather silky on my skin, crawling down whenever a limb broke the warm, quiet surface onto the air.

Steamy, fuzzy room.

Cold, sweet tea.

His chest against my back, arms around me. 'He must be uncomfortable', I thought, but felt unable to move around to leave him a little more space. He had turned into my mattress, pillow and blanket, husband all over me.

The flames of several little candles created a beautiful, wam light. They seemed to multiply, as the reflection on the tiles made it seem like a million floating fires were lighting up the room.

There are little words to express how magical the set up was for me, but even more if I were to refer to the feelings pounding from inside my veins, everywhere.

The most controversial of fears.

     Y, hablando con mi madre, me di cuenta. Rebusqué en mi corazón y no pude hallar resentimiento alguno contra la muchacha, al fin y al cabo, ¿qué mal ha hecho ella? pero mi madre supo analizar, desglosar y desmigajar mi desazón en pequeñas burbujas con su aliento tembloroso y sus labios quebradizos. ¿Quién iba a decir que, de entre todos, sería mi madre con la que más empatizaría en este asunto?

Sé que es extraño, pero le conozco mejor que nadie en este mundo. Sé que nadie, jamás, le cuidará como yo, sé que él me lee por debajo de la piel. Y es que, le duela a quien le duela, la vida deja a veces cicatrices muy profundas y muchas de las nuestras van a juego; noches de abrazarnos y llorar hasta quedarnos dormidos no desaparecen de un plumazo. Unen.

Es mío. En sus bromas, en su música, en sus aficiones, en sus risas, en sus abrazos, en sus llantos, en sus meses.

Y está brillando, sin mí. Pensé que siempre podría dárselo todo y no necesitaría a nadie más, pero es evidente que tiene demasiado que ofrecer como para no volar, amar y ser amado. Celos a parte (que existen, es evidente), me aterra que se apague el fulgor abierto y sincero que emana de él. Podría decir que desconfío de los vaivenes de una niña, pero sería demasiado hipócrita por mi parte; cualquiera es susceptible de dudar y rendirse. Abusar de él, aprovecharse y comerse el brillo de sus ojos.

Es mío como nunca será de nadie más.

Y si ella defrauda las expectativas, la mataré.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Tabúes.

Presión, presión, presión. Más presión. A veces solo quiero gritar y salir corriendo, pero me pesan las piernas y no me sale la voz. Lo que comenzó como una hipótesis, una mera idea peregrina a explorar, se está convirtiendo en el chivo expiatorio de las frustraciones concentradas durante los últimos dos años y medio. Presión y más presión concentrándose dentro de mí, como si fuera una olla rápida, para tomar una decisión precipitada e incierta que me saque de una realidad aburrida pero dócil. ¿Y si no estoy preparada? ¿y si no es lo que quiero? ¿y si no soy capaz? ¿y si me estoy aborregando?

Pero da igual cómo y cuánto lo diga. La maldita FPU se ha convertido en lo que tengo que hacer.

La nueva prioridad parece ser salir de donde estoy a toda costa; mientras, mis expectativas y mis prioridades chocan como nunca pensé que lo harían y yo me quemo entre los chispazos.


domingo, 12 de septiembre de 2021

"No dejes de escuchar nuestras canciones"

 Diego me dijo que, cuando finalmente cortara los lazos del todo, lloraría.

Como siempre, me gusta desafiar las expectativas ajenas; da igual cuántas emociones se hayan estancado en mi pecho: ni una sola lágrima ha franqueado las fronteras de mis párpados. Al fin y al cabo, nadie que me considere una molestia merece ni una lágrima mía, nunca más.

Los recuerdos se funden como un bizcocho marmolado. ¿Será verdad que lo bueno permanece? sonrisas, motes, reproches, lágrimas y un millón de canciones. La música es, probablemente, lo único que sigue vivo de lo que fuimos. Lo que más duele, por lo mismo; y escucharlas - como él me pidió que siguiera haciendo - es como masticar cristales.

Y sé que, a través de "Hold on" prometí que siempre estaría ahí, que nunca dejaríamos de intentarlo, que solo nos estábamos malentendiendo. Una más de mis mentiras y traiciones, supongo, pero ahí está, cargada de culpa hasta la última estrofa por haberme elegido a mí misma por primera vez..., a mí y a nadie más.

Recuerda, Cris. Ni una lágrima. Que no te tengan que volver a "aguantar".

martes, 7 de septiembre de 2021

Home.

 Viviría para siempre entre los pliegues de tu piel cuando te relajas contra mi cuerpo, después de hacer el amor.

En los aleteos de tus pestañas, buceando entre los colores que danzan en tus iris.

Me mudaría sin pensar a la suavidad de tus labios, en la curva de tu sonrisa, entre los recovecos de esa risa grave, ronca y cálida con la que me gustaría endulzar el café por las mañanas.

Alfombraría el suelo de nuestra ropa, de mis inseguridades y tus miedos, y haría muros de todos los te quiero que nos quedan por decirnos, porque solo así serán lo bastante altos para guarecernos de los celos y la inquina de los demás.


Donde no eche de menos la caricia amable del sol, porque ya tenga las tuyas.

Donde la luz de la luna parezca anodina, si se compara con tu resplandor.

Donde la vida se abra paso con dificultad en el tiempo que se consuma ante nuestros jadeos de amor.

domingo, 5 de septiembre de 2021

September 6th.

 "¡No te gusta tu cumpleaños!" exclamó, sorprendido, mirándome con los ojos muy abiertos y las cejas arqueadas. Tan pronto como las palabras abandonaron su boca me di cuenta de que era cierto.

No sabría decir exactamente por qué, si es que hay un único motivo exacto. Mi familia se ha esforzado mucho porque mis cumpleaños sean sanos, felices y normales.., al menos, dentro de lo que yo quisiera y la vida nos permitiera. Sin público. La intimidad de la familia y el mar como testigo del paso de los días por mi persona.

Creo que en parte es porque siempre me ha aterrado la idea de la mediocridad, ya sabes, como en la intro de Free: cuando eres pequeño eres un prodigio, cuando eres adolescente, un genio, y al llegar a la edad adulta eres absolutamente común y corriente. Conforme los años se amontonan, mis logros se difuminan y mis capacidades se merman; pero estoy exagerando y mucho.

Supongo que este año es un poco más intenso que los demás; en tanto que, para mí, tiene más sentido darle carpetazo a los años en el aniversario de mi nacimiento que el 31 de diciembre. Muchas cosas han cambiado desde el seis de septiembre de 2020 y no todas han sido fáciles, pero no cambiaría ni una. Por fin estoy preparada para darle cierre y carpetazo a lo malo y beber de lo bueno..., Una vida entrelazada con la mía en un vínculo extremadamente bonito, potente y perfecto.

Un paisaje nuevo que recorrer.

jueves, 26 de agosto de 2021

Mala vida.

 A veces, cuando las cosas se ponen feas, pienso en la conversación entre Matt Damon y Robin Williams en el Indomable Will Hunting. Me parece, a todos los efectos, un diálogo sublime..., y un golpe sin mano.

Hay mucho de cierto en él. No sé qué ruido hace un árbol que cae en un bosque donde no hay nadie, pero sé cómo suena un te quiero que se siente de verdad. O un grito de placer, amortiguado contra la almohada.

He oído la risa de mi madre.

Y sé cómo huele la Capilla Sixtina...

Sabré a qué sabe un "sí, quiero"

Y el llanto de mi bebé, cuando tome su primer aliento.


No sé, no parece mala vida.

lunes, 23 de agosto de 2021

Fundido en negro.

     Imagina esto:


Que es viernes es lo único que te repites, como un mantra, mientras cierras las aplicaciones del trabajo y recoges tus cosas frenéticamente para marcharte. Se supone que debería ser un consuelo, pero sabes que aún quedan 17 largas horas antes de que puedas descansar de verdad, así que no, no lo es. Son las 09 de la mañana, acabas de salir del trabajo y sientes que te estás desmoronando como un bizcocho mal almibarado.

Aproximadamente dos horas más tarde sales del gimnasio, acusando los músculos acalambrados. El cabello se te eriza como el lomo de un gato asustado, anunciando la lluvia incipiente bajo un manto denso y uniforme teñido de un gris más feo que el de los uniformes de los colegios católicos. Corres hacia el coche, aunque más bien tienes ganas de echarte una siesta ahí mismo, en la acera. Agradeces el chorro de aire caliente que sale de las rejillas de ventilación al arrancar e incorporarte al infernal tráfico sevillano de una mañana casi lluviosa.

La clase es tediosa y te ruje el estómago de hambre, lo acallas con café de tu termo rosa de lunaritos verdes, ese que realmente no es un termo, solo un vaso largo con una tapadera que sospechas que no es impermeable (pero tampoco lo quieres comprobar). Dos horas seguidas de lo mismo deberían resultar agotadoras, pero lo cierto es que no lo notas porque A) vives agotada y B) desconectaste de la clase a los 20 minutos de comenzar. Son tus últimos seis créditos para graduarte y tú estás mirando mods de ropa en My Sims Resources porque tienes mono de ir de compras pero sabes que te vas a sentir mal te pongas lo que te pongas.

El frío, húmedo, te acompaña y te cala a lo largo del día. Una vez en casa, saboreas la comida caliente de papá, te agrietas los nudillos fregando los platos bajo el agua helada y de nuevo tu estómago protesta porque has dejado la mitad en el plato y tienes mucha hambre. Eso no contribuye a mejorar mucho tu humor cuando vuelves a montarte en el coche y enfilas la autovía para ver a tu novio, al que imaginas envuelto en sus capas de grasa, pijama de franela, mantas y edredones varios, en la cama.

Cuando baja a abrirte la puerta (el timbre nunca funciona) se queja de frío, lo cual te irrita sobremanera. No parece importarle más tarde, sin embargo, cuando te arrastra bajo el sirimiri para ver a sus amigos. Te pregunta si quieres comer, murmuras que no tienes hambre y por algún estúpido motivo te molesta que no insista. 

Al final la lluvia arrecia y os obliga a marcharos, lo cual te produce un gran alivio. Cuando cierra la puerta de su dormitorio, el ambiente parece volverse más cálido, entre el robusto mobiliario infantil de aire noventero. Por fin sin familia ni amigos, buscas su calor con manos gélidas y te recibe con demasiado fuego, un ardor que lo consume todo muy rápido. Después de veinte minutos de folleteo estándar (sin besos en el cuello, sin caricias y casi sin amor) que intentas alargar como puedes, se viste apresuradamente y te pasa la ropa interior y el pijama que le has robado en una clara indicación de que hagas lo mismo; y, justo cuando te sumes en un duermevelas postorgásmico, se levanta de tu lado calladamente y se sienta frente al escritorio, se pone los enormes auriculares de diadema y sus facciones se iluminan con el haz de la pantalla, en la que aparecen varias personas sujetando armas. Comienza a hablar con sus amigos a media voz. en un leve movimiento, se da cuenta de que estás despierta y te da unas palmaditas en el pie para... ¿tranquilizarte?

Suspiras. Cierras los ojos, no puedes más. Fundido en negro.




Y tú me preguntas, amor, si he tenido algo como lo nuestro alguna vez...

viernes, 20 de agosto de 2021

Pieces

     Entreabrió los labios antes de pegarlos a los míos y sacó la lengua a explorar. Sus manos se alzaron hacia mi pómulo y mi mandíbula, recolocándome el rostro para servir a los propósitos de esa boquita de bizcocho tan exigente, y de pronto un puñado de mariposas salidas de la nada me inundó el pecho y la garganta, dejándome sin aire, sin sonido.

Estaba acostumbrada a sentirme pequeña, pero en un sentido físico. No diría que ahora sea la misma sensación, con Diego, puesto que en esta ocasión nuestros tamaños son mucho más compatibles, compensados y equilibrados; pero de alguna manera vuelvo a sentirme..., no pequeña, diría, pero sí niña. Será su despliegue abrumador de masculina seguridad. Será su forma de corregir mis posturas, reconducir mi cuerpo entre sus manos amables, como enseñándome a amar de una manera nueva. ¿Será el ansia que me come? ¿podría ser el cuerpo en sintonía con el suyo, tensándose en su presencia y humedeciéndose bajo su mirada? o... Serán sus besos en la frente, el tono dulce que emplea conmigo, será que me siento cuidada y protegida como en mi juventud; podría, quizá, deberse a ese nudito de nerviosismo, a esas mariposas a las que aludía antes, que hacía tanto que no aparecían que pensé que las había soñado, hasta que él las despertó con su brazo firmemente anclado a mi cintura, con su forma de dominar mi cuerpo retorcido de placer, a través de su mirada seria, su rictus firme, su amabilidad haciendo encajar todas mis piezas en su vida, abrazando todo lo que soy y haciéndome suya como no lo he sido nunca antes. 

jueves, 19 de agosto de 2021

Unique

     Hoy más que nunca me doy cuenta de la mágica casualidad que somos, de la rareza de esta oportunidad que me das. Que eres, soy y somos la excepción que confirma la regla, la prueba del millón. Agradezco la bendita coincidencia de encontrarnos aquí y ahora, de buscar lo mismo, de sentir las cosas en equivalente intensidad y comernos a besos por las esquinas aunque nos falte el aire de tanto querernos.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Hipótesis.

     ¿Y si la situación se hubiera desenvuelto en un entorno ligeramente diferente? ¿habría alterado eso el curso de los acontecimientos.

Mientras nos enjabonábamos mutuamente en la ducha propusimos ese escenario tan interesante. Hemos estado tan inmersos durante tanto tiempo en lo que sucedió el día después de navidad, que creo que ninguno se había planteado que fuera de otra forma.

Pero pongamos que, en lugar de besarnos en una plaza, rodeados de gente en un atardecer de diciembre, hubiéramos quedado en otro sitio. Por ejemplo, digamos que me hubiera recogido en casa para una de sus elaboradas y estrambóticas citas..., bien, no había nadie en ese momento.

Puedo hacerme una idea bastante clara de lo que habría pasado al abrir la puerta. El mismo beso sentido, espontáneo, desesperado y eterno que compartimos, con más manos en la soledad del jardín. Con el corazón latiendo al ritmo del batir de alas de un colibrí y la piel caliente y ruborizada, habría tirado de él hacia el interior de la casa. El sofá, mi dormitorio..., habría dado igual el sitio. 

¿Si, en esta hipótesis, habríamos llegado hasta el final? no lo sé, pero algo me dice que no; al igual que no lo hicimos cuando nos metimos en el coche el pasado 26 de diciembre. Aquella noche nos besamos con febril desenfreno y nuestras manos navegaron por los cuerpos, sobre la ropa, pero no cruzaron ninguna otra línea, no como dos días más tarde, con sus labios cerrándose sobre mi pecho y un dedo curioso investigando entre la humedad de mis pliegues. 

Creo que, si hubiera pasado como lo planteo ahora, probablemente nos habríamos separado con un esfuerzo titánico y la ropa desordenada y arrugada. Maravillados, extasiados... y yo, bueno, un poco culpable.

Lágrimas de San Lorenzo.

    El mar rugía, pero no habría sabido decir dónde.
Un banco de niebla se lo había tragado súbitamente todo, y había algo místico y mágico en el halo de húmeda oscuridad que nos rodeaba. Para mis ojos miopes era como una hipérbole de lo que suele ser mi vista, con el halo lejano de las luces del paseo y el parapeto azulado del cielo desnudo; nada más a nuestro alrededor. Podíamos escuchar un silencio denso y opaco, y solo entonces tomamos conciencia de que estábamos solos por primera vez en lo que había parecido una eternidad.

El beso que me regaló entonces entra definitivamente en la lista de los mejores de mi vida, cargado de una electricidad pulsante y extraña. La necesidad por demostrarle al otro nuestro amor y nuestro deseo pronto colonizó cada célula de nuestros cuerpos, como si en las venas latiera de nuevo el fuego de nuestros primeros días juntos. Cuando sus manos se alzaron para acunarme el rostro fue como si calmaran un dolor del que no era consciente.

Os juro que brillaba. Su piel tostada parecía resplandecer con la blancura sin mácula de la neblina y sus ojos estaban llenos de todas las estrellas que no habíamos podido ver. Admito que me sentí derretir con la sonrisa contenida que impregnaba de pronto todos sus rasgos, que aquel entorno sobrenatural engulló mi gemido cuando tomó mi mano y me hizo acariciarme con ella, bajando desde los senos hacia la pelvis con soltura y una mirada tan intensa que quemaba.

Hubo una intimidad apabullante en la forma en que me hizo el amor, sin más sonido que dos jadeos quedos, el roce lento de la piel con cada caricia y un par de gemidos secos y amortiguados al final.

Dijimos tanto con nuestros cuerpos que no necesitamos voz.
Pocas veces he sentido algo parecido.
Pocas veces he hecho el amor así.

martes, 17 de agosto de 2021

Company

     Pocas veces en mi vida recuerdo que me haya molestado la soledad, hasta que empecé a teletrabajar.

Ni siquiera entonces lo sentí de inmediato, con mi hermano en situación de ERTE quedándose conmigo una buena parte de las noches para amenizarme las jornadas. Sin embargo, cuando se reincorporó a su puesto, la inmensa negrura del cielo pareció echárseme encima y engullirme entera.

Los dígitos del reloj parecían no avanzar y el silencio se llenó de ruido blanco. Traté de llenar los espacios de compañía virtual, pero me costaba concentrarme en los diálogos de películas y series que se perdían en el abismo opaco de la madrugada. Algunas veces trataba de hablar con mi novio de entonces, que también trabajaba de noche, pero su conexión era demasiado inestable y es evidente que sus prioridades eran otras. 

Con el otoño llegó el sol a mis noches, un haz de luz particularmente hermoso, luminoso, cálido y dulce. Pensé que ya no volvería a pasar ni una noche más sola...

... pero aquí estoy, conmigo misma. Me gusta su fresco aroma a rocío, y disfrutar de los colores del amanecer cuando el sol comienza a arrastrarse por el lienzo celeste. Me gusta el canto sincopado de los grillos y cómo su respiración se ha convertido, desde la habitación contigua, en el nuevo soniquete que rellena el ruido blanco de mis desvelos.

Ojalá pudiera abrazarle para dormir y despertarme, descansada, con un beso.

viernes, 13 de agosto de 2021

La magia de sus manos.

Hay mucho que contar y espero poder hacerlo poco a poco, según se asienten los recuerdos y brillen, como Perseidas, destacando fugazmente contra el lienzo negro de la memoria.


Mi profesor de latín decía que recordar es hacer pasar las memorias por el corazón (cor, cordis). Me pareció una etimología particularmente bonita en su momento, y quizá sea por eso por lo que me gusta deleitarme en los eventos más bonitos que puedo traer a la mente. Pienso en los recuerdos como en delicadas piezas lentamente talladas, protegidas por paños de la luz y el polvo; suaves objetos que puedes desenvolver de vez en cuando para observarlos con el mayor de los aprecios. Sin embargo, alguien me contó que el acto de recordar altera la memoria en sí, que nada es fiable en tanto que la química de las emociones distorsiona y afecta a la estructura del evento en nuestras mentes. Esa idea me resultó enormemente perturbadora al principio, pero a estas alturas he comprendido que son los sentimientos lo que permanece y lo que importa. Y por eso me pasaré los próximos días así, recordando, con la mente saturada de la magia que desprenden sus caricias.

domingo, 8 de agosto de 2021

Bad choices.

     Bad days are just rough.

Any day can be a bad day; anctually, today started off quite alright. Feeling good, strong, atractive and pretty confident of everything I'm performing right now. But then everything crumbled down and fell apart in the blink of an eye.

At moments like this, I just kind of want it to stop. At any cost, no matter what. Almost as if every thought hurts..., but how to shut down one's mind? I always come up with the same answer, and a pretty bad one.

So all that's left is coping, I guess.

However, there're healthy and unhealthy coping mechanisms. I can go running and starve for a while, but that creates a pattern of very familiar dependence. On the contrary, I could write for a bit and rely on someone I love and trust.

Guess what's easier.

miércoles, 28 de julio de 2021

Good shocks and liberations.

     It is always a shock when you shift sexual partners, but I had completely forgotten that up until the point of taking off my clothes. I was very used to someone warm, gentle, silent and somehow boring...; I knew and kept reminding myself that it wouldn't feel the same because they were completely different people, but that wouldn't mean I was not gonna enjoy myself.

I was also aware of the fact that, contrary to my previous experience, my new sexual companion had his own way of doing things because he actually happened to have a history prior to me. He had to learn my do's and don'ts the same way I had to. I already notized his roaring and I expected him to be more expressive and noisy in general but... It was a shock to me when he talked.

At first it kinda made me laugh. I immediately thought of Miranda in some chapter of Sex & the City's season two, when she was screwing that very talkative guy and felt unable to connect; I never really portrayed myself in such situation. But, the same way it happened to her, it was so liberating when I stopped being embarrased and opened my heart, soul and mouth to it! 

That way I learnt it's definitely good to shake things up a little. Shock the system and get rid of all strings attached

martes, 27 de julio de 2021

Pride & Prejudice

     "It is a truth universally aknowledged that a single man in possesion of good fortune must be in want of a wife" is the opening sentence of one of my favourite books ever - with I've read and re-read several times via ebook and happen to NOT own a copy of, FYI.

Pride and prejudice was introduced in my life by my sister, who was fond of the 2006 adaptation. Ever since that moment I fell for the movie myself up to the point of memorizing its dialogues in two different languages. I found out little after about the mini series of the nineties and enjoyed it mostly because of Mr. Darcy, I must admit; but nothing every overshadowed my absolute passion for the book.

However, it is also a truth universally aknowledged that it is quite a dense reading, one of those books which happen to require a lot of time and tranquility to take pleasure in them. That's the main reason I keep rewatching the movie all the time - until now.

The last splendid and wonderful evening I shared with my ex partner revolved around it. He invited me over, covered me with a blanket, prepared tea and fruit for me to snack and hug me while binging on P&P's 2006 adaptation. He wasn't particularly interested, but he didn't complain even once and tried to engage with it. It sort of became out thing.

And up to this day I still haven't been able to rewatch the full thing.

Time to change that fact.

domingo, 25 de julio de 2021

29 de noviembre de 2020.

     Eché una rápida ojeada a la carta; innecesaria, todo sea dicho, pues me sabía de memoria una buena parte de su contenido.

- Tomaré..., hmmm..., media tostada integral con tomate triturado y pavo, y el rooibos con cáscara de naranja. Por favor.

- Perfecto. ¿Le pongo aceite con la tostada?

- No, gracias, solo tomate.

La camarera se alejó con una sonrisa amable, la coleta rubia bamboleándose de un lado al otro contra el azul profundo de su uniforme. Pronto se perdió entre el mar de plantas y flores que decoraban el interior de una de mis cafeterías favoritas, y yo devolví mi atención hacia Nuria, aunque a regañadientes, porque reconozco en su rostro cuándo me va a plantear algo difícil, doloroso.

- A lo que íbamos... -. No, el tacto nunca ha sido lo suyo. Suspiré.- Entonces, has decidido irte a vivir con Ale, ¿no? ¿y Diego, qué?

- Yo..., no lo sé. Y no es que haya decidido nada, solo quiero ver a dónde llega. Es complicado... -. Hice una pausa y traté de mantener la expresión impertérrita cuando la camarera se acercó discretamente a dejar nuestras bebidas sobre la mesa.- … porque sé que deberíamos enfriar lo que sentimos, pero no me sale. Intento contenerme y al final siempre se me va de las manos.

Rodeé la porcelana caliente con las manos, rígidas de frío. El vapor, que arrastraba consigo un atractivo aroma cítrico, se enroscaba en sugerentes volutas cálidas hacia mi rostro congestionado.

- Eres consciente de la situación, ¿no? - inquirió ella, llevándose la taza a los labios con aire reflexivo. - No te debe nada. El otro día te decía que no estaba soltero, porque sentía claramente que tenéis algo, pero sea lo que sea no está cerrado porque tú estás en otra relación. Y te planteas irte a vivir con tu novio solo por ver "a dónde llega". No sé, tal y como yo lo veo, no sería nada descabellado que se cansara o estuviera viendo a otras mientras espera a que te decidas.

Al principio ni siquiera me molesté en intentar comprender lo que me decía, debo admitirlo. Solo la miré con creciente alarma y angustia, pero Nuria hizo caso omiso de mi gesto. No había pensado en esa posibilidad, lo admito, y la idea de perderle me apuñaló el cerebro como una daga fría.

- Al fin y al cabo, no te conoce mucho. A sus ojos, podrías cambiar de opinión de un día para otro y ya te ha dejado claro que está harto de que lo mareen, es normal que no quiera cerrarse puertas -. Tras decir aquello, su expresión se dulcificó y yo me preparé para el golpe. - Estoy segura de que, igual que te pasa a ti, a él no le falta cola. 

Mareé el té dentro de la rejilla mientras intentaba contener las lágrimas que tan rápido afloraban aquellos días. Era ingenuo por mi parte, pero estaba acostumbrada a tratar con alguien que no tenía pasado romántico o sexual y a quien le veía el mismo escaso futuro amoroso, de forma que no me había parado a considerar la competencia. Traté de imaginar a Diego besando, abrazando, creando su magia para otra mujer y..., no pude. Algo agudo y caliente me atravesó la boca del estómago y el aire abandonó mi cuerpo. Se me escapó un quejido y pude ver que Nuria había estado esperando esa reacción por mi parte. Parecía satisfecha, como un gato a punto de atrapar a un ratón, de que al fin me estuviera sincerando conmigo misma.

El desayuno se me enfriaba, ignorado sobre la mesita redonda, mientras yo recordaba el día anterior, hablando con Ale en el salón del apartamento de mi hermana. Había llorado muchísimo menos de lo que me esperaba y, aunque brevemente estuve orgullosa de enfrentar la situación con calma y frialdad, la realidad es que cuando su nombre salió a la palestra, yo había roto a llorar con verdadero dolor. Ale me acariciaba la espalda desde una distancia prudencial mientras yo me abrazaba a mi gato y sufría por el fin de una relación que apenas nacía. Tengo que romper con Diego, repetía, intentando creérmelo.

Por supuesto, como todos sabemos ya, eso nunca ocurrió.

Everything.

    Si bien algunas veces he admirado, con escasa sutileza, la gracilidad de sus movimientos, aquella tarde fue más humano que nunca. Como un sátiro mortal, hollando la suave arena fresca con su caminar, despeinado por el viento y por mis manos inquietas pero, a pesar de todo, resplandeciendo con luz propia bajo el halo rojizo del atardecer como la criatura sobrenaturalmente hermosa que es.

No se trata de borrar ni de reemplazar momentos, iba diciendo, su voz arrastrada por el viento del ocaso, sino de construir nuevos recuerdos con sus propias emociones. Así, a pesar de que compartan rasgos con otros eventos anteriores, seguirán siendo únicos e independientes. Y yo le miraba embobada por el halo de misteriosa sapiencia que acompaña a las personas que hablan desde la experiencia; sin saberlo, o quizá intuyéndolo un poco, había dado nuevamente con la clave, y es que yo no solamente sufría ante la posibilidad de estar reescribiendo capítulos importantes de mi vida, sino por la noción de que él pudiera haber reutilizado sus planes con ella..., para mí. Me dolía ser un reemplazo cuando no entendía que no había nada que reemplazar, porque me habían hecho sentir como un parche vital.

Al decir aquellas palabras, él me liberó de la carga autoimpuesta de ser la eterna segundona, de estar celosa de la sombra de un recuerdo; de un amor que él describiría una vez como arrollador y que hace tres noches dirigió hacia mí. Y yo vi desfilar en un destello una miríada de flashes de su sonrisa, del primer beso, del paisaje de la sierra de Aracena coronando la habitación mientras hacíamos el amor, de la primera vez que entramos en casa, de su abrazo para dormir, de una mirada nerviosa que gritaba "por favor, acéptame, no me rechaces" cuando deslizó ante mí el conjunto de promesa, la ilusión de un niño un poco avergonzado en una tienda de Lego, sosteniendo un jefe y una calabaza en bañador. Imágenes que hablan de intimidad, de equipo, familia y amor.

Pensé vagamente en recuerdos felices de otra vida, de forma activa. Un chaparrón helado sobre el London Eye, un blues bailado silencisamente en el jardín de un hotel con vistas al océano, un pequeño donuts de peluche, una lluvia de estrellas y una última tarde con mandarinas y té verde, viendo Orgullo y Prejuicio después de hacer el amor. Intenté evocar alguna emoción, pero no me vino nada a la mente o al corazón; supe entonces que aquello era un antes. Un "antes de todo", donde ahora es Todo y es nuestro. Él es mi Todo. Mi vida. Mi amor

miércoles, 21 de julio de 2021

Victoria.

     My sight had the bloom of dreams, but I was okay with it because I knew deep down it would be a dream I'd hold close to my heart for a long, long time.

However, I now wish I could remember all de details of my baby's tiny head lying softy against my shoulder, all warmth and smooth wrinkled skin. I remember some black hair upon her crown. I know I was afraid of holding her too strong, but I wanted all my love to reach her. I felt like I had waited so long to tell her how mmuch we loved her.

Mom and dad had just left at twilight for mom to get some rest, but my dad was adorable. He looked like he could have hold my daughter all day long...; They were the only ones capable of calming me down when the contractions' pain started off, of course, and they didn't leave for a minute of the last too many hours. My husband - mental chuckle -, oh, he looked like he was really panicking, but he played strong for me. My biggest support. Now he watches us closely, ocassionally reaching out to her with the gentle caress of a fingertip, his eyes constantly watering.

"Victoria" were his first words ever since she came, crying, into the world.

Victoria.

Awestruck.

     I used to think in absolute terms: in life, men were either Rafs or Michaels. Putting these words to paper makes me realize how absurd this is, as if human beings could only have two sets of personality traits. Handsome, passionate, impulsive brunettes or cute, understanding and empathetic blondies. I tried to catalogue my ex partner and my current husband into these classifications as well, but I notized that was rather hard...

Because the reason I fell in love with him in the first place is that he doesn't stop surprising me.

He is handsome and cute at the same time, but also understanding and easy going. He knows me to the core. He listens and engages in everything I like, but he is also positive, hard-working and enthusiast. He is intense and swings between emotions in an astonishing way to me, he has a good humour sense, he displays love and tender along with passion and desire in a very unique way.

I often find myself awestruck, hypnotized by the graceful, elegant movement of his hands, which may look rough until they make you fell something very warm and tingling with a gentle caress. Even earlier today, I was drooling all the way over the car while seeing him smile with his beautiful, shiny eyes, wondering how could it take me so long to notize his beauty. And then he asks me continuously if I'm happy, if I'm okay, if everything's up to my taste and liking... as if I could not feel this full, this alive, this in love. As if I could get him out of my head, slow down my pulse or stop thinking how lucky I am to be the one he picked out, to be the only one sharing this kind of love with him, right now. Only me.

martes, 20 de julio de 2021

Where you go I follow, no matter how far.

Gracias por la primera llamada, por las noches desvelados.
Gracias, gracias por no dejar que lo nuestro se terminara cuando dudé; por seguir al pie del cañón con tu poesía cuando te dije que enfriásemos nuestro fuego, creyendo en nosotros.
Gracias por las interminables madrugadas, por secarme las lágrimas desde lejos.
Por venir a buscarme aquel día, después de navidad, para darme el mejor beso que me hayan regalado.
Y las visitas sorpresa, los planes improvisados, los cristales empañados de Minerva.
Gracias por tu confianza y tu amor, por los mimos, los abrazos que reblandecen los huesos y calientan el alma.
Y por construir un hogar conmigo, una familias...; por convertirme en un bollito de canela entre las mantas, por hacerme el amor cada día con las mismas ganas, por las cenas en la terraza. Gracias por ser bueno, amable, dulce, apasionado, divertido, tierno, agradecido, considerado, inteligente, estimulante, culto, empático, mi mayor apoyo, el amor de mi vida. Me vuelves loca, me revuelves el cuerpo y el alma, me llenas, me apaciguas, me despiertas, y todo a la vez.

Gracias por ser la persona que me merecía.

Te prometo que no me marcharé jamás.

domingo, 18 de julio de 2021

On fait l'amour en même temp qu'on nique.

 Y después de volver a una infancia remota y semi olvidada de butacas, familia, bártulos y protector solar, después del aftersun, de la conocida incomodidad tras un paseo en bici, de un iglú de arena cubierto de conchas y del reconfortante olor a salitre por entre las sonrisas de nuestras familias, llegó la calma. En el bochornoso calor de una madrugada de julio, tras corrernos a trompicones contra el colchón, hacíamos el amor en forma de un abrazo lánguido, de piel que se busca, se acaricia y se besa allí donde alcanza la boca. Medio dormidos, satisfechos y borrachos de amor. 

miércoles, 14 de julio de 2021

Forgive and forget,

 There's no turning point. Perhaps it's time to shut things down forever and forget it even happened.

Calendario de eventos astronómicos.

    El doce de agosto son las Perseidas. El tiempo vuela. Un año ya.

Un momento estelar, si se me permite el juego de palabras. Probablemente, la noche más bonita de nuestras vidas cuando "nuestras" era un pronombre válido. 

Ahora me pregunto qué estaré haciendo esa noche, este año. Parece un sinsentido hacer otra cosa que no sea ver la lluvia de estrellas, pero no será lo mismo en esta ocasión. No hay nada que pueda hacer, salvo empeñarme con mi ciega cabezonería en proteger el recuerdo como protejo Londres, MI camiseta morada de "gymnkareli" o las castañas asadas. Solo son cosas a las que aferrarme, las que hacían que mereciera la pena el esfuerzo.


martes, 13 de julio de 2021

Body negativity wash incoming

     For me, one of the most scary things of going through therapy in the first place was the thought of gaining weight. Some would (and did) say that it wasn't a necessary consequence of the recovery process, but I was fully aware that my current weight at the time was only sustainable on extreme restriction, constant hunger and five to six very painful sessions of exercise (of 1-1.5 hours) a week. Therefore, it seemed only logic for me to regain weight while eating more and more frequently and seeing my workouts restricted.

Don't get me wrong - I felt definitely relieved, specially when my hunger started to plateau into more natural-ish patterns. It's hard to be constantly restricting. I've also been feeling stronger, and I'm not just talking about the gym, but daily stuff like carrying a bag full of groceries, getting up the stairs or simply waking up. My very constant headaches have also experienced an overall improvement both regarding frequency and intensity and I don't get muscular pain so often anymore either. You shall think then progress ain't just mental, but also physical, and you would not be wrong.

Except... for body image. Yes folks, that's the most difficult thing for me to handle, always been, always will be.

My body has been many sizes and shapes ever since high school, but I had never felt more down than summer of 2018. At that point I couldn't even have pictures taking or see my reflection on a mirror, I hated going to the beach or pool and I was definitely afraid of sex, but at least my partner's physique was worse than mine and it served me as a very poor consolation.

It got much better when I lost the weight and I've had ups and downs but been stable for a long while. I even got bigger due to some muscle gain while living alone with my brother and I was surprisingly at leace with it - I ate whatever and whenever (within healthy perceived limits) in order to fuel my body as I trained hard and consistently 3-5 times a week, with long runs intertwined. Then I lost a bunch of kilograms due to a bump on the road and stopped weight training because I was barely able to hold my own body together - and I've sadly never felt physically more attractive. I was GLOWING, not a single roll over my very slim fitted clothes (no chest tho, but that's easily emulated so nvm), ribs showing, collar bones on point and even a timid thigh gap.


That all went to shit during this 'recovery', of course. I miss my sad, skinny body, even though I'm aware it's not a healthy feeling. Rolls and cellulite are back and this is the ugliest I've felt in three years, as I hadn't regained this much weight before. I'm so scared of trying clothes on or weighting in. I'm so scared of food all the time. 

But well... I guess I live for the good days.

domingo, 11 de julio de 2021

The magic touch.

     Dije de aquel día que la tensión colmaba el ambiente como una corriente eléctrica entre nosotros y que no podíamos dejar de mirarnos, pero son muchas más las cosas que atesoro del día más mágico de mi vida. 

Recuerdo la vibración de sus cuerdas vocales reverberando por todo mi cuerpo mientras gruñía contra mi boca, los cristales del coche, empañados.

Recuerdo su mano acariciando mi pubis por encima de las tupidas medias y la ropa interior. Deseé más, deseé sus dedos serpenteando entre la humedad que la ropa a duras penas podía esconder y clavé mis uñas clavadas en su hombro izquierdo, el rojo brillando contra la tela negra de su camisa.

Olí mi perfume en su piel y en su ropa y me gustó esa pequeña marca de posesión, como ahora me gusta verle llevar una gomilla mía en la muñeca. Después de aquello yo también llevé su impronta.

Le despeiné ese tupé tan bien definido porque llevaba toda la noche queriendo hundir los dedos entre su cabello. En ese momento me enamoré aún más de esa sonrisa que le arruga las comisuras de los ojos, como si coronase los pómulos de felicidad; pero también me partió el corazón ver el temor en sus ojos cuando me bajé de su coche. Supe que se preguntaba qué iba a ser de nosotros a partir de ese momento, que a pesar de sus mejores instintos se preguntaba si había sido suficiente para cambiar el curso de la historia. Yo ya había tomado mi decisión, pero eso él no podía saberlo todavía.

Ojalá pudiera haberle dicho que era cuestión de tres días y que antes de que llegara la primavera estaríamos compartiendo colchón y no tendríamos que volver a separarnos nunca más, solo por verle sonreír sin preocupación una vez más antes de entrar en la casa de mis padres. Pero no pasa nada: era cuestión de tiempo.

Cartas a mis... ¿ex?

 D:

    Lo irónico de todo el asunto es que ni siquiera sé si puedo llamarte ex, ya que nunca quisiste definir las cosas; y, cuando lo hiciste, dejaste claro que yo no era la mujer "principal" en tu vida. Sin embargo, y a pesar de años de paz desde que decidí cerrarte las puertas de mi vida, no puedo negar que tu influencia fue determinante en mi desarrollo personal.

Supongo que el problema principal radica en que éramos muy jóvenes..., o, más bien, yo lo era. Romanticona y fantasiosa, caí en el cliché del chico misterioso e inaccesible que solo sabe ser vulnerable burlándose de sí mismo, sin abrirse del todo a nada, de modo que el complejo de salvadora entró en acción y nunca fui capaz de decirte que muchas de las cosas que te pasaban (y, estoy segura, siguen pasándote) te las busca(ba)s tú solito. Sarna con gusto no pica, amigo.

Así que después de tragar paletada tras paletada de mierda, de aguantar tus idas y venidas, de te quiero pero no, ni conmigo ni sin mí, aparece Patri en escena. Hoy puedo entender por qué proyecté en ella todo lo malo que había entre nosotros: los celos y la inseguridad hicieron mella en mí mientras ambos admirábamos consternados esos bucles castaños y sus grandes ojos color avellana. Más ironías del destino: hoy somos buenas amigas y ella está bien desde que se liberó de tus opresivas ataduras, de tus chantajes y tus amenazas.

Realmente hace tiempo que estoy en paz con lo que hiciste: desde las inseguridades hasta las ataduras, pasando por tus frecuentes y violentas rabietas, tus castigos de silencio y también de tipos más tangibles. Casi todas las heridas, tanto las físicas como las emocionales, han sanado; lo único que te dejaste detrás cuando recogiste tu victimismo crónico y te marchaste a "buscar fortuna" al otro lado del continente fue un breve recelo hacia el compromiso romántico que, a día de hoy, también ha cicatrizado, y el asqueroso y omnipresente miedo de ser reemplazable. Es lo que hacen las infidelidades: una se pregunta qué ha hecho mal, qué ha faltado, para ser la segundona en el banquillo cuando la morena de los ojos pardos te paraba los pies.

Fuiste manipulador, cruel y mezquino, no puedo decir ni que te eche de menos ni que te desee buena fortuna en tus pesquisas. Solo espero que hayas aprendido algo y no hagas daño a nadie más 

Is this... progress?

    Two months went by really fast and now I find myself kinda trying to evaluate what I've learnt so far about therapy and my own self.
To be honest, I didn't quite believe in the process when it all began. I knew I needed help and I was aware of the fact that I needed therapy to clear my feelings and thoughts up; however, I did not fully understood how talking things out would 'cure' me.

Only... it sort of is.

I don't want to imply by any means that I'm ok, but I'm getting invested. I'm embracing things and reliying on someone else's criteria, which is definitely the hardest part (and I'm not only referring to my therapist).
I've leart to identify my triggers and all those things within my environment that feel unhealthy, even if it's my family. On this matter, I got tools to try not to feel so guilty when I put myself and my stability first; in a (sometimes futile) attempt to avoid some of the intrusive, negative thoughts (aka cognitive distortion) that enable me to function normally.

I swifted the focus towards adding up, not restricting. Whilst trying to figure out what's the foundation of a healthy balance, I got switched up to a self-care mode whose main key is to seek for health in all its formats: nourishment, hidration, sleep&rest, exercise&movement, enjoyment and basically gettin in touch with my emotions, aknowledge and forgive my faults and (hopefully) find peace.

Right now there're a lot of stuff going on that make me feel like a yo-yo. Sometimes I'm really anxious, which makes me wanna eat anything at reach, causing guilt and a cicle of restriction. Sometimes I'm too sad to function, even regarding basic needs, and I become unable to eat, sleep or shower; which also makes me feel uneasy and guilty. Some other days I'm so full it even hurts but I still want to keep on binging, and that is a tendency of myself I was completely unaware of. I started to identify patterns, meaning I may also get the cues to prevent the mood swings and face the consequences in a more healthy way; we'll see how this goes.

I haven't felt this stable in a really long time. This feels good!

Dude, if this ain't progress I don't know what is.